Elconejo dijo: —Allí va, tío lobo. Y la soltó desde la altura. El atado, que venía rodando por el plano inclinado, tomaba. velocidad. El lobo, que se aprestaba a cogerlo, sufrió un golpe atroz, y murió de contado. En esta forma el conejo libró su pellejo y hoy vive lleno de alegría en los páramos de la Sierra andina.